Historia del Castillo
Historias de la familia propietaria
En la segunda mitad del siglo IX, el Castillo longobardo estaba en manos de Teodorico, Conde de Caiazzo. En época normanda surgió Rainulfo, que acompañó a Roma al abad Desiderio, elejido papa con el nombre de Vittorio III. Con la conquista del reino por parte de Ruggiero II, el Castillo se dotó de una guardición permanente.
En 1229, bajo los Suevos, Caiazzo, asediada por las tropas papales dirigidas por Giovanni Brienne, fue liberada gracias a la intervención directa de Federico II. El propio emperador se alojó en el Castillo, y tenía en alta estima el pueblo de Caiazzo, que era el hogar de su secretario Pier delle Vigne.
Según un documento papal, en junio 1251 Caiazzo pasó a formar parte de las posesiones de Riccardo, Conde de Caserta.
En el periodo de los Angevinos, Caiazzo fue concedida por Carlo I a Bonifacio de Galimberto, y luego pasó a manos de Guglielmo Glignette, en 1269.
Mientras que, posteriormente, fueron señores y residentes del Castillo la familia Sanseverino y la familia Origlia, y después Lucrezia d’Alagno.
En 1596, el feudo fue adquirido por Matteo de Capua, príncipe de Conca. Durante este periodo Giovan Battista Marino, secretario de la familia De Capua, compuso su famoso “Adone” propio en el Castillo de Caiazzo. En 1607, el feudo fue vendido al marqués Bardo Corsi, patricio florentino. El feudo estuve en manos de la familia Corsi hasta 1836, cuando los últimos descedientes vendieron el Castillo al señor Giuseppe Andrea de Angelis por 150.000 ducados. En la actualidad, el Castillo sigue perteneciendo a la familia de Angelis.
Actualmente se puede acceder al Castillo por dos entradas: una al norte y otra al sur.
El Castillo de Caiazzo fue fundado en el siglo IX por los Longobardos, en particular por el Conde de Capua, Landone conocido como el viejo. El Castillo fue protagonista de luchas fratricidas entre sus sucesores.
Bajo los Normandos se realizó una primera restauración, a la que siguió otra por parte de los Aragoneses. El modelo de asentamiento respondía a la necesidad de eludir los ataques enemigos y de encontrar refugio de los ambientes pantanosos causados por las inundaciones del río Volturno.
La estructura actual es el resultado de la unión de dos cuerpos diferentes.
Para llegar al edificio, situado en el punto más alto de la colina, hay dos callejuelas a las que se accede por una escalera de piedra local que permanecióo intacta incluso después de la Segunda Guerra Mundial.
Tras cruzar el antiguo foso a la izquierda, encontramos una pequeña plaza donde, en época medieval, probablemente terminaba un muro fronterizo.
En esta colina se encontraron restos de cerámica y fragmentos de obras arquitectónicas romanas, algunos de los cuales fueron reutilizados a lo largo de los muros del castillo.
Desde el Castillo se puede ver todo el valle del Medio Volturno, esta ubicación estratégica atestigua que el Castillo de Caiazzo formaba, junto con el Castillo de Limatola y el de Morrone, la tríada de fortificaciones de la zona.
Rodeado de murallas cuadrangulares, el edificio tiene tres torres circulares situadas en las esquinas y un torreón que ya existía en 1135.
Entrada al Castillo
El acceso al Castillo es posible a través dos entradas, la primera bordeando el muro perimetral y terminando bajo la torre cuadrada, mientras que la otra està situada en el lado sur y es caracterizada por un portal coronado por el escudo de armas de la familia Corsi.
En lo que concierne el escudo, esto está dividido en dos campos, verde en la parte superior y rojo en la inferior, con un león en el centro de colores opuestos y una banda plateada que cruza el escudo.
El recorrido desde la entrada principal es probablemente el antiguo foso, reformado en época aragonesa y luego en el siglo XIX, para permitir el paso de carruajes y el acceso al aparcamiento.
El acceso oficial al Castillo es posible gracias a un portal doble de toba, donde en la época medieval había un puente levadizo.
La estructura del Castillo de Caiazzo
Más allá de la entrada, un largo pasillo a la izquierda conduce a un nivel inferior donde encontramos un refectorio, un almacén, un establo y la cocina, excavada en un banco de piedra caliza y cubierta por una bóveda fuerte y bien conservada.
Aunque hay elementos decorativos del siglo XIX (mayólicas), las cocinas conservan su disposición medieval original. A la izquierda encontramos tinas de piedra y un pozo, a la derecha una gran campana en la típica cocina de leña y carbón, mientras que al final de la sala encontramos dos hornos para hacer pan.
Pasada la entrada, un largo pasillo a la izquierda conduce a un nivel inferior donde encontramos una guarnicionería, el establo, el refectorio, un almacén y las cocinas.
La guarnicionería es un largo pasillo que servía de almacén diario para los arreos que los caballos llevaban (silla, estribos, cabezada, riendas, bocado, arreos y pecheras).
En la siguiente sala se encuentra el establo propiamente dicho, donde hay pesebres y agujeros en el suelo donde se fijaban los postes a los que se ataban los animales.
Además se encuentra el refectorio (la sala donde la servidumbre comía), al que se accede a través de una puerta de madera construida para el rodaje del drama teatral La Strega di Frasso (la Bruja de Frasso), obra dirigida por Giovanni Marcuccio y Sergio Pacelli en las dependencias del Castillo con actores locales.
La obra prima, estrenada en 1985 por Arnaldo Delehaye con la participación de Sergio Pacelli, se reprodujo en muchos pueblos.
La historia teatral relata un hecho real, ocurrido en 1400: el juicio por brujería de Maria da Prata que, según la Santa Inquisición, había tenido relaciones con el diablo y hablaba con los animales; por tales cargos ella fue juzgada y quemada en la hoguera.
Las dependencias que siguen son por un lado el almacén de alimentos, por otro lado las cocinas.
Las cocinas presentan en el lado derecho un sistema revestido de mayólica del siglo XIX; a continuación vemos los hornillos a la época alimentados, inicialmente, con residuos orgánicos animales y, más tarde con leña y carbón; al fondo, dos hornos típicamente medievales que datan de alrededor de 1400.
En el lado opuesto de la sala, encontramos una serie de tinas de piedra (lavaderos), un gran pozo excavado en piedra caliza, cuya agua procede de una cisterna semicircular subyacente que, según Pasquale Ladone, se remonta a la época romana.
Saliendo de las cocinas y continuando hacia el patio, se encuentra el conjunto arquitectónico que consta de habitaciones residenciales, capilla y Torre periférica.